Inaugurando esta nueva sección en nuestra revista, vamos a explorar esos “joyitas” que nos tocó experimentar a lo largo de nuestra vida dentro del campo de los videojuegos. Es por eso que decidimos estrenarlo con la peor entrega dentro del universo de Mortal Kombat – y siendo canon, ojo- Mortal Kombat vs. DC Universe,  el crossover donde se enfrentaban a muerte Raiden y Superman, con un poco de ayuda de sus aliados y enemigos – excepto Shao Kahn-.

La propuesta te sonará llamativa – no les voy a engañar, incluso a mí me parecía interesante- pero todo eso se va al drenaje cuando das el primer vistazo al modo historia.

El argumento trataba de cómo el maligno Shao Kahn intentaba de invadir la tierra gracias a una alianza con el mago Quan Chi. Sin embargo, Raiden aparece para detenerlos lanzando a Kahn a un portal donde aparentemente muere.

En paralelo, Darkseid, némesis de Superman, se ha aliado con Lex Luthor para vencer al hombre de acero pero – al igual que Raiden- él aparece para hacer lo que mejor sabe, darle una golpiza a los dos villanos y eliminar a Darkseid cuando este intentaba escapar en un portal.

“El guión del juego corre a cargo de Jimmy Palmiotti y Justin Gray. Ambos participaron también en el argumento de Dead Space: Downfall”

Muy bien, hasta ahí, algo de interesante puede llegar a ser esto. Los problemas empiezan cuando la historia va pasando a los diferentes personajes que salen en el juego.

Resulta que al momento de que los mundos colisionan entre sí, se desarrolla una magia que afecta la mente de todos los luchadores al igual que una inestabilidad en el universo que hará que ambas dimensiones se destruyan.

No me gustaría profundizar en los actores que prestan su voz, uno peor que el otro. Cero emoción al momento de querer meterse en el personaje, y aún más grave el hecho de que ni el propio motor Unreal Engine 3 fuese utilizado apropiadamente.

 “Ni se les vaya a ocurrir jugarlo con doblaje español. No quiero ser despectivo pero sí en inglés suena terrible, ya se imaginarán cómo estará el otro.”

Y los fatalities, oh dios, los fatalities. Cuando el juego se anunció, muchos fanáticos de DC Cómics pegaron el grito al cielo porque no iban a permitir ver a su personaje favorito ser decapitado por Scorpion. Ed Boon, creador de la serie, decidió suavizar los fatalities para que todo el mundo estuviera contento.

Así pues, el clásico movimiento final de Sub Zero que era sacar la columna vertebral a su oponente fue cambiado a que el personaje levante a su oponente y lo convierta en hielo para finalmente tirarlo y que este se rompa en pedazos.

Sin embargo, en el caso de DC Cómics, los héroes no son capaces de realizar fatalities. Al contrario, sus movimientos pasan a ser llamados “heroic brutality” donde, como bien dice el nombre, utilizan fuerza bruta para detener a sus enemigos como por ejemplo Batman llamando a murciélagos –sí, llama a murciélagos- para que estos derriben al rival.

 “Los villanos de DC Cómics tienen los mejores movimientos finales. Deathstroke atraviesa con la espada al enemigo mientras que el Joker les da un disparo en la cabeza”

Otro de los cambios argumentales que se dieron fue la vulnerabilidad de Superman. Así, Ed Boon anunciaba que el hombre de acero no sólo era sensible a la kryptonita sino que además se mostraba débil ante la magia – otra justificación para que Shang Tsung le diera una paliza- .

Asimismo, el creador de MK estaba ilusionado con la inclusión de DLC para darle más vida a esta entrega hasta que llegara el próximo Mortal Kombat. Entre los personajes que anunciaron en ese momento fueron Quan Chi – quien tuvo una aparición en el modo historia- y Harley Quinn, quienes finalmente fueron descartados. Asimismo se insinuó la llegada de Nightwing, Cyrax, Killer Croc, Reptile, Kung Lao y Doomsday.

Finalmente el cierre de Midway Games debido a sus problemas económicos fue el impedimento para que se siguiera alimentando a este monstruo. Con el nacimiento de NetherRealm Studios con Boom nuevamente al mando, la historia de Mortal Kombat se renovó gracias al reinicio del 2011.

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Ser periodista me hizo pensar en no querer ser periodista. Tengo un podcast llamado "Mi vida con cómics" y no hablo de cómics.

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